domingo, 12 de julio de 2020

Quiero sentirme como si hubiera sido engendrado (Entrevista incorpórea a Sergio de la Pava)


Contactar a Sergio de la Pava ha sido, posiblemente, una de las cosas más complejas que haya tratado de hacer durante mi existencia académica: sin información demasiado detallada acerca de su vida y con unos datos de contacto mínimos, resultó ser un autor huidizo.

Después de realizar una sesuda investigación en la internet —quizá no tan sesuda, pero sí bastante problemática—, logré encontrar su web personal, en cuya parte inferior hay una casilla minimalista por medio de la cual se puede ‘contactar’ al escritor. El primer intento, fue un tímido correo en el que expresaba mi interés de realizar una entrevista vía correo electrónico, como parte de los compromisos adquiridos para una asignatura en la que trabajaría una de sus novelas, la desmesurada Una singularidad desnuda. ¿Sobrará decir que este primer intento fue fallido? No hubo ningún tipo de respuesta en un lapso cercano a dos semanas, a pesar de que mi mantra no sería otro que el de revisar constantemente mi correo, en caso de que la notificación emergente en mi smartphone hubiera sido pasada por alto.

Me vi en la obligación, ante la inminencia del fin de semestre y el nulo avance de mi entrevista, de intentar contactar nuevamente al autor por medio de su web personal, explicando un poco más en detalle cuál era el propósito de la entrevista. Semanas después, revisando con desgano el correo electrónico, me encontré —¡por fin!— con una respuesta afirmativa, redactada lacónicamente por Susanna de la Pava —a quien agradezco el hecho convertirse en intermediaria entre mis preguntas y las respuestas brindadas por el autor—; fue el inicio de una comunicación interrupta y fragmentada, como sólo la experiencia de la posmodernidad puede ofrecernos, quebrada por el mutuo silencio entre la formulación de una serie de preguntas y la consecuente reflexión hecha respuesta.

Sin embargo, esto resolvía solamente parte del problema. Una vez contactado, ¿qué preguntar? ¿Cómo incitar una conversación, cuando evidentemente sería una comunicación a destiempo y fragmentada? Este proceso, debo confesarlo, ha sido una suerte de lucha: mientras yo como entrevistador principiante, cabizbajo en la esquina que me correspondía, me afanaba por concretar una pregunta que derivara en una respuesta extensa y elaborada, Sergio se mantuvo dentro de un estilo definible en tres simples palabras: sencillez, claridad y precisión. Como podrá juzgar el lector, sus palabras son directas, sin ambages, sin pirotecnia. Lo que no dejará de ser visto como una dulce ironía, viniendo del autor de una novela que supera las setecientas páginas.

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Sergio de la Pava, a través de la lente de Sarah Lee para The Guardian.

Sergio de la Pava es un autor norteamericano, de ascendencia colombiana, nacido en New Jersey en 1971. Ejerce como abogado de oficio en la Corte Penal de Manhattan, en New York. Hasta aquí llegan sus datos biográficos conocidos —descontando el consabido “SERGIO DE LA PAVA es un escritor que no vive en Brooklyn”, que aparece en la contraportada de Una singularidad desnuda—.

Su carrera como escritor ‘inicia’ con la publicación de la novela A naked singularity, cuyo tránsito en el mundo de la literatura norteamericana fue lo suficientemente atropellado como para evadir su narración: escrita entre 1999 y 2004, y después de múltiples rechazos editoriales, finalmente fue autopublicada en 2008 bajo el modelo de XLibris o ‘impresión bajo demanda’ de Amazon. Gracias a esta forma de autopublicación, la novela no tardó en caer en manos de la crítica especializada estadounidense, lo que llevó a que The University of Chicago Press la reeditara en el año 2012, catapultándola como ganadora del premio PEN 2013 a mejor novela debut. Es también autor de las novelas Personae (2011) y Lost empress (2018).


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Richard León: Aunque la entrevista, en principio, estará orientada a indagar a propósito de Una singularidad desnuda (supongo que no dejará de parecer curioso hablar acerca de una novela publicada hace casi una década), no planeo dejar de lado algunas preguntas que nos puedan llevar a generar una suerte de reflexión en torno al género novelesco. Espero que esto no sea una molestia. Me gustaría iniciar con una pregunta que podría considerarse ya un recurso clásico para este tipo de entrevistas, cuando el tema central es una obra de arte en específico: ¿cómo nace Una singularidad desnuda?

Sergio de la Pava: Nació de la rabia y la frustración. No sólo contra el sistema de justicia americano, sino contra la manera en que el humano trata a su hermano y hermana. Creo que esa rabia no solamente impulsó a la obra, también se puso de manifiesto en cada una de sus páginas.

RL: Ya entrados en gastos, me gustaría profundizar en el territorio de la escritura. ¿Cuál fue el proceso que desarrollaste para alcanzar finalmente la estructura de la novela?

SP: Para mí, la estructura de una novela debe ser como un rumor para al escritor. Un rumor que se va concretando poco a poco con detalles que, si todo marcha bien, crean la música del arte.

RL: Yo estoy convencido que todo autor hace parte de una corriente o una tradición, quizá como heredero, perpetuador y, a su vez, renovador. ¿A qué tradición narrativa consideras que te encuentras ligado principalmente?

SP: Creo que no estoy capacitado para considerar cuál podría ser la tradición narrativa en que se inscribe Una singularidad desnuda. No me gustan las tradiciones narrativas porque son maneras de constreñir mi libertad artística. Y, además, la opinión de otros sobre la obra puede que tenga más autoridad por razones de objetividad y pericia.

RL: En uno de esos ensayos iluminadores, Borges afirma que “el escritor crea sus precursores”. ¿Qué opinas de esta idea? ¿A quiénes podríamos considerar como los precursores de Sergio de la Pava?

SP: Creo que estoy de acuerdo. Porque mientras soy sumamente consciente de mi proceso creativo y artístico, cuando creo arte tengo muy poco interés en cuanto a lo que considero que soy como artista. Quiero sentirme como si hubiera sido engendrado, no hecho. Esta creencia es lo que sostiene la energía que le da vida a las obras.

RL: Bien, has sido esquivo a detallar las fuentes de las cuales bebe tu escritura. Además del evidente interés que sientes por Virginia Woolf —como podemos suponer de acuerdo con A day´s sail: Fight and metaphor in Virginia Woolf, Gatti–Ward, and Corrales–Castillo*—, ¿qué otros autores han conformado tu oficio de lector?

SP: He tenido un gran interés en Melville, Joyce, Dickinson, Dostoievski, Tolstoi y muchos otros. Demasiados como para contarlos.

RL: En cuanto a cómo nace Una singularidad desnuda, estoy de acuerdo en que esa frustración y ese enojo resultan palpables en Casi, el personaje central de la novela. ¿Afrontaste, en algún momento, una lucha interna para lograr el justo equilibrio entre la denuncia social y el arte novelesco?

SP: No hay momento alguno en el que como escritor de novelas no esté preocupado por los efectos literarios y sus logros. Si algo es una denuncia, una celebración o, aún más probable, ninguna de las dos, depende demasiado del lector como para que se convierta en mi preocupación principal.


Portada de Una singularidad desnuda, publicada por
la imprescindible editorial española Pálido fuego.

RL: Siento que en Una singularidad desnuda se da un fuerte resquebrajamiento de la realidad, como si el tejido del que ésta se encuentra formada fuera un delgado velo que al más mínimo contacto se rasgara. ¿Qué es la realidad para Sergio de la Pava?

SP: La realidad es universal, con lo cual quiero decir que si el universo contiene algo, ese algo es necesariamente real. Bajo esa definición, un personaje literario, por ejemplo, es tan real como el dolor en tu pulgar o el martillo que lo causó. Así que, posiblemente, Casi no pierde conexión con la realidad, sólo adquiere más acceso a ella.

RL: En la novela yo creo que se evidencia una fuerte soledad. Casi, a pesar de encontrarse rodeado por personas —tanto en su trabajo como en su vida personal—, pareciera no terminar de conectar con ninguno. Incluso, esta desconexión parece generalizada a la sociedad en su conjunto, en el marco de la novela. ¿A qué crees que se deba esta soledad del hombre del siglo XXI?

SP: Estoy de acuerdo con que este es un aspecto de la novela. Me es más difícil afirmar si es un aspecto de la experiencia común. En realidad, no busco establecer un espejo de nada, sólo voy a donde la esencia me lleva.

RL: Como lector de Una singularidad desnuda, creo que hay una enorme ambición por captar las voces que conforman a la realidad, por atrapar una serie de perspectivas que, en conjunto, permitan reconstruir ese delgado tejido. Ese parece ser uno de los intentos totalizadores de la novela, por lo menos desde el siglo XX, ¿cuáles deberían ser los derroteros para la novela en este siglo?

SP: No tengo una opinión o un interés lo suficientemente fuertes en el trabajo contemporáneo para atreverme a aseverar forzosamente cómo sí o cómo no debería verse ese trabajo. Finalmente, tú eres responsable de lo que creas. Esa es la razón de por qué ponen tu nombre en la obra. Y ahí es dónde viene el juicio, no basado en ninguna clase de tentativa de algún autor.

RL: Hay algo que me parece tremendo de la novela. Cuando Casi se entrega totalmente a la escritura del recurso defensivo para el caso de Jalen Kingg, las reflexiones acerca de este acto de escritura dan la enorme impresión de ser reflexiones de la novela sobre sí misma, dejando entrever tanto el arduo trabajo que significa como la satisfacción intrínseca del acto de escritura mismo. ¿Qué significa la escritura literaria para ti?

SP: Para mí, significa mucho de lo que significó para Casi en sus circunstancias: una mezcla adictiva de poder, euforia, frustración, compulsión y muchos otros elementos, que incluso me son difíciles de identificar...

RL: Estoy de acuerdo con lo que afirmas acerca de lo que la escritura es, acerca de cómo tratar de atrapar la fuerza de lo que significa la escritura en las palabras mismas es imposible, aunque suene paradójico. ¿Crees que en el fondo sea porque entrañe algún trasfondo social, que la literatura repercuta en lo profundo de la sociedad misma?

SP: Supongo que, como alguien con un interés claro al respecto, tiendo a creer que la literatura tiene un profundo impacto social. El problema es que veo muy poca evidencia de ello en la América del siglo XXI. 

RL: Parece un recurso habitual de la narrativa contemporánea reflejar parte de la vida del escritor, como dejando escapar algunos datos autobiográficos, consciente o inconscientemente. ¿Qué tanto de tu vida se puede entrever en Una singularidad desnuda? ¿Consideras que el autor puede escapar a esa apertura hacia su intimidad?

SP: Creo que me preguntas por eventos específicos y la medida en la que estos se relacionan en mi vida y en la novela. La mejor respuesta que puedo dar es que mis novelas son principalmente el registro de mi vida mental en el momento en que fueron escritas, más que un registro autobiográfico.

RL: No ha dejado de sorprenderme que en la novela se incluya una receta para la preparación de empanadas, versión valluna, en el marco de una celebración que, en definitiva, resulta muy colombiana. ¿Qué relaciones tienes con Colombia en la actualidad?

SP: Estoy respondiendo a esta pregunta desde Colombia, así que se trata de un factor innegable en mi vida. Pero la medida en la que afecta mi obra probablemente varía bastante en tanto que no soy alguien que ponga demasiada importancia en las nacionalidades, en los países.

RL: Además de los aspectos culturales reconocibles de Colombia en Estados Unidos, ¿has tenido algún contacto con o conocimiento de la literatura colombiana? ¿Cuál es la impresión que te ha dejado la literatura colombiana, en caso de que la conozcas?

SP: Ciertamente estoy familiarizado con las obras más icónicas de Colombia, pero definitivamente me sería imposible afirmar alguna experticia de cualquier tipo.

RL: Dane es un personaje bastante particular, una suerte de abogado del diablo, una persona con una moral más bien flexible, dotado con una visión de la humanidad descarnadamente honesta. Incluso, parece tener una existencia ambigua para el lector —incluso para el mismo Casi, hasta cierto punto—, pues finalmente no es comprobable que tan real sea su presencia dentro de la novela. ¿Está basado en una persona de la vida real, en una suma de personajes culturales? ¿De dónde nace un personaje como él?

SP: Todos los personajes nacieron de la experiencia, sin importar cuál sea la forma que esta tenga. Pero si el proceso mágico funciona correctamente, la creación debería escapar de las cadenas de su nacimiento casi inmediatamente. 

RL: Después de leer A naked singularity le queda a uno una cierta sensación, como si el mundo se estuviera cayendo a pedazos a nuestro alrededor y no hubiese realmente forma de restaurarlo. ¿Consideras que esto es síntoma de un mal generalizado en el corazón de lo humano? ¿Crees que, como civilización, hemos tomado una ruta equivocada? ¿Quizá que somos cada vez menos humanos?

SP: Antes de poder categorizar algo como ‘menos’ o ‘más’ humano, debemos llegar al acuerdo de qué queremos decir con “humano”. Esto es más difícil de lo que suena y es de muchas formas el gran tema de Una singularidad desnuda.


* Traducido por Pablo Duarte como A un día en barco: Pelea y metáfora en Virginia Woolf, Gatti-Ward y Corrales-Castillo, para la revista Esquina Boxeo, https://issuu.com/esquinaboxeo/docs/esquinaboxeo_3. Artículo original en inglés en: https://www.canopycanopycanopy.com/issues/11/contents/a_day_s_sail_

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