miércoles, 26 de mayo de 2010

Carta abierta estudiantes, directivos y toda la comunidad que pertenece a la U.D.Macarena A.


Hoy, en esta sección, tenemos el gusto de presentarles una intempestiva de origen desconocido(o, mucho mejor, difuso), que no bien publicada en un mural universitario nos ha causado una gran inquietud. Sin duda, debemos solicitar disculpas por la tardanza en publicar un documento tan valioso para comprender la psiquis universitaria en los últimos días (aunque bien podría decirse que en todas sus épocas). No obstante, no queremos creer que sea para motivo de sorna, ni tampoco de menosprecio. Es obvio que los impulsos que nos han guiado desde el inicio son los del sueño y la utopía, quisiéramos cambiarlo todo al costo que fuese y, por ello -la última gran consecuencia-, se cae en diversas manifestaciones que den cuenta del estado de ánimo que nos ha llevado al pensamiento más profundo y su consecuente acción. Algunos simplemente se convierten en promotores desvergonzados de una libertad exacerbada; otros se unen a algún movimiento que de alguna forma represente su sentir; otros pocos participan de lejos con un discurso desconfiable; y otros, poquísimos, se arriesgan dejando su huella, y la de su pensamiento, en alguna intempestiva que busque arraigarse de alguna forma en el pensamiento de los otros. A estos últimos pertenece el siguiente texto, publicado de forma anónima hace cerca de un año. UDistritopía, en su momento, pensó que era inapropiado no contestar tan singular misiva, por lo que en seguida a la lectura de la "Carta abierta estudiantes, directivos y toda la comunidad que pertenece a la U.D. Macarena A" podrá encontrarse la respuesta dada desde la mesa de redacción de nuestro grupo. Se ha respetado al máximo la peculiar ortografía y sintaxis del texto original, para no atentar contra su contenido y su espíritu primigenio.



CARTA ABIERTA ESTUDIANTES, DIRECTIVOS Y TODA LA COMUNIDAD QUE PERTENECE A LA U.D.MACARENA A.

Este, no es más que un llamado a todos los compañeros que interactuamos dentro de la macarena A, para que nos concienticemos sobre nuestras actitudes dentro de la sede.
En los últimos días, recibí una cátedra por parte de uno de nuestros mejores docentes, en la cual nos expreso su pensamiento frente a la situación actual de la sede, y fue muy triste saber que la única palabra, el único concepto que se le venía a la mente, en tanto tocaba el tema, era que la Macarena A era una “olla”.

Es doloroso saber como alguien que ha permanecido y se ha desenvuelto durante varios años dentro de la U.D. piense eso, pero, aun más doloroso, es ver que HASTA CIERTO PUNTO tiene razón.

No concuerdo con el punto de vista que expuso el maestro, pues la mayoría de los estudiantes que asistimos a las aulas, lo hacemos con el fiel y firme propósito de formarnos como profesionales, pero tampoco hay que negar, que entre nosotros hay mas de un desubicado que piensa que el campus universitario es para pasarla “de chévere” metiendo vicio y bebiendo alcohol.

No critico a quienes ven estas prácticas su método para divertirse, pero considero que no están muy concientes de la diferencia entre el parque del barrio y el entorno universitario, que aunque no lo crean, existe.

Compañeros, si quiere fumar, hágalo, si quiere beber, hágalo, pero por favor no cree que es un tanto ilógico que viaje desde su casa hasta semejante lejanía solo por fumarse un “porro” o un “moño”, o simplemente por que aquí la “guara chicha “ es mas barata????PIENSENLO.

Pero el llamado no es solo para que los compañeros cambiemos nuestra actitud, también me gustaría llegarles de cierto modo a las directivas y pedirle que revisen sus funciones, dándole vital importancia a aquellas que no están cumpliendo a cabalidad, y a las que todavía presentan falencias. Porque, aunque tenemos parte de la responsabilidad, no sólo los estudiantes tenemos la culpa, pues parece ser que los encargados del buen funcionamiento de la universidad se rindieron y optaron por ponerla en nuestras manos.

REACCIONEMOS estudiantes ,directivos y todo aquellos que de una u otra manera tengamos que ver con la U.D., la nuestra es la universidad del pueblo y tenemos que defenderla, pero el modo de hacerlo no es “decorando” las paredes con grafitis antiestéticos (excluyo los murales),ni “tirando” piedra como quien nunca ha recibido educación, la mejor opción para hacerlo es analizando cada uno de los comportamientos que presentamos y luchando para que la reputación de nuestra universidad recupere el status que tuvo en antaño.

Cordialmente:

gelan1224@hotmail.com
Estudiante semestre 1 LEBECS 2009-1



RESPUESTA A LA “CARTA ABIERTA ESTUDIANTES, DIRECTIVOS Y TODA LA COMUNIDAD QUE PERTENECE A LA U.D. MACARENA A”.

No siendo nuestra responsabilidad responder su misiva (que, desgraciadamente, nos recuerda demasiado a la Carta abierta a los habitantes de Springfield de Lisa Simpson), nos gustaría, no obstante, dejar claros algunos puntos que parece no toma usted en cuenta. Primero, afirma que el maestro implicado tiene razón hasta cierto punto, aunque después dice que no está de acuerdo con su punto de vista (!!!). Pequeña contradicción, pensamos. A nosotros lo que nos repugna no es que los demás se la pasen fumando marihuana en las instalaciones de la universidad (porque, aunque usted no crea, eso pasa hasta en la universidad más play del país), lo que realmente nos causa desconcierto y comezón es el hecho que el maestro hable de esta forma y sigan las cosas como si nada (imaginamos que en el aula de clase hubo ovación, risas, asentimientos y demás). Que un maestro, según dice en su Carta Abierta de los mejores de la UD, hable de esta forma nos pone a pensar que el tipo es un pedante absoluto y da tristeza que contraten a alguien como éste en nuestra universidad (aunque pasa por ser la regla realmente el que contraten maestros que nada aportan a nuestra formación, maestros-hembra parafraseando a Cortázar).

Por otro lado, nos parece extraña (además de peligrosa) aquella afirmación de “me gustaría llegarles de cierto modo a las directivas y pedirle que revisen sus funciones, dándole vital importancia a aquellas que no están cumpliendo a cabalidad, y a las que todavía presentan falencias. Porque, aunque tenemos parte de la responsabilidad, no sólo los estudiantes tenemos la culpa, pues parece ser que los encargados del buen funcionamiento de la universidad se rindieron y optaron por ponerla en nuestras manos”. No alcanzamos a comprender a qué se refiere con eso… y creo que no fuimos los únicos. Lo del llamado de atención a las directivas ¿con qué razón es? ¿Para que fiscalicen el comportamiento del grueso de estudiantes? ¿Para que requisen a la entrada a todo el mundo a ver quién es el jíbaro universitario? ¿Para que empiecen señalamientos que conduzcan a ninguna salida valiosa? No es por nada, pero nos repugnaría de forma exagerada el hecho de empezar a sentirnos vigilados —aun más— en nuestra propia universidad (y eso que lo que nos hace pasar un momento “chévere” no es más que un tinto acompañado de un cigarrillo, aun dejando de lado la conversación que tendríamos pendiente todos los universitarios acerca de la entrega de la base de datos a instituciones gubernamentales para que nos investiguen). Igualmente, sospechamos que usted será un acérrimo defensor de la penalización de la dosis mínima, cosa que no pensamos discutir en este momento. Los estudiantes tenemos toda la culpa, y eso no hay que negarlo. O si no ¿quién trae la marihuana o las sustancias psicoactivas? Además, por desgracia, la universidad nunca ha estado en nuestras manos a pesar de que NOSOTROS SOMOS LA UNIVERSIDAD (con errores y aciertos), por lo que su preocupación debería ser inversa. Deberíamos preocuparnos primero acerca de lo que estamos haciendo los estudiantes para que la universidad sea lo que debe ser, incluyendo la observación a lo que los directivos están haciendo con la universidad misma y las políticas educativas en torno a la educación superior estatal, entre otros muchos pliegues.

Esperamos, no sea para problemas la respuesta que damos a su Carta abierta, algo tardía es verdad. Lo importante es el diálogo, la posibilidad de reconocernos en las palabras, que es algo que nos ha hecho falta para llegar finalmente a un consenso acerca de lo que queremos de nosotros mismos y de nuestra universidad.


Posdata:

El graffiti también constituye una forma de expresión válida, consideramos. Claro, hay graffitis interesantes como los hay detestables… Todo depende de la perspectiva que adoptemos.


Firma el colectivo Udistritopía.
udistritopia@gmail.com


martes, 30 de marzo de 2010

Re-intentos



Parece ser que UDistritopía brilla por su ausencia antes que por su locuacidad. Bien escribía Wittgenstein que de lo que no se puede hablar hay que callar, y consideramos que lo hemos practicado hasta el hartazgo de la estética del silencio, por lo que es tiempo de iniciar (o re-iniciar) un camino trazado hace cerca de dos años, cuando a nuestro 'patafísico líder se le ocurrió la fantástica idea de re-crear una serie de imágenes y textos (sabemos que no todo texto es escrito). Solamente que olvidó, para mala fortuna nuestra, el hecho innegable y necesario de llevar a cabo la publicación conciente y apropiada de sus pensamientos en un medio decentemente escrito, alejado de la dantesca marea de su mente.


Por esta razón, hemos decidido poner en funcionamiento, una vez más (y esperamos de forma definitiva), la maquinaria que mueve a UDistritopía, que se encuentra perfectamente acoplada para esta tarea (rediseñando secciones especiales entre otras cosas que se verán a su debido tiempo). Por lo pronto, los dejamos con una ligera nota de nuestro amigo y udistritopista, principal motor de Udistritopía, que esperamos culmine en un texto de mayor envergadura y profundidad.




El manejo del lenguaje, el dominio de una palabra confiere poder. Es bastante obvio. Los medios audiovisuales poseen un gran dominio del lenguaje —un gran poder— o, por lo menos, existe alguien que se encarga de esto. Decir, por ejemplo, “falsos positivos”, cuando el término exacto es “ejecuciones extrajudiciales”, o decir “bandas emergentes” donde debería decirse “reagrupaciones paramilitares”. El lenguaje, las palabras, si bien contienen el “enunciado de la verdad” —como dijera nuestro amigo V—, también posee la capacidad de enmascararla, de disfrazarla, de hacerla ver más tenue y menos voraz, menos hiriente… En suma, falsifica la realidad en que nos vemos envueltos. Dejemos de lado la literatura. Como mencionara Nabokov, “la literatura es invención. La ficción es ficción”. Y en nuestro país, como en cualquier otro, asesinar a otra persona fuera del marco judicial y legal constituye eso y nada más: asesinato, crimen. Que no nos vengan con el cuento de que son maniobras de opositores y, mucho menos, errores humanos que cualquiera cometería… Sólo haría falta que nos sintiéramos culpables por los caprichos del victimario, que es lo que en fondo se busca, una complicidad aliada con la estupidez endémica heredera de nuestra cultura enferma.

Algunas palabras sobre las palabras.



Por Richard Leön
Imagen S.L.


Nada como estar ante una puerta desconocida y traspasarla para transgredirse uno mismo y a los demás. Claro está que, la trasgresión ejecutada en las otras personas, no pasa de ser una mera ilusión que llegamos a tener: la de guiar (por la fuerza… de nuestros argumentos, por supuesto) a quienes nos rodean hacia nuestro pensamiento. Muchas personas niegan a la palabra ese don encantador que poseen, pasando por sobre ellas cual si no estuviesen allí para cumplir con un objetivo tan claro como el agua, que es, obviamente, el de comunicarnos. Aun cuando esto sucede, soy de los que creen en el valor universal de éstas y me esfuerzo por mostrárselo a las personas que me rodean. Eso sí, no tomaría ejemplos tan desusados y desacreditados como ese que reza “sin las palabras ¿cómo nos comunicaríamos?”. Para mí, un ejemplo clarísimo sería que con una palabra una persona puede quedar más herida que de un puñetazo en el rostro ¿Han visto la expresión de un profesor cuando se le dice que es un cretino, la de un amigo cuando se le dice que es un imbécil, la de una madre cuando se l
e trata de burra o la de un anciano cuando se le llama vetusto miserable? He ahí una parte visible del verdadero poderío de la palabra, del que no nos percatamos aunque lo usamos de forma continua.

Por otro lado, existe la posibilidad de ser encerrado en la palabra por un usuario inescrupuloso, quien nos condena a vivir bajo palabra. Cuando nos llaman de cualquier forma, para describirnos ¿acaso no nos están encerrando en una palabra, cuando nos llaman cumplidos, serviciales o dúctiles? Inclusive, se llega a dar el caso en que son varias las cárceles que nos mantienen palabraclaustrados en juicios en los que la palabra es la clave determinante de toda la cuestión. Lo que se nombra (o empalabra) ya no puede aspirar a ser otra cosa más que la nominada, ya no puede soñar (soñar!! Qué palabra!!) con encarnar otra idea… ¿Ha existido un solo árbol que pudiera ser ave? ¿Un lince que pudiera ser liebre? Desde que se le otorgó al árbol su nombre, éste ya no pudo arrancarse de la tierra, se le condenó a vivir anclado ¿Qué decir del lince? ¿Qué decir del hombre?

El hombre (Homo erectus, homo sapiens sapiens, Homo messura, Homo-X) cuando se denomino a sí mismo como hombre, dejó de ser animal, para erigirse en superior y humano. Se ha llegado a llamar Dios (sutilmente) y ha llegado a considerarse mejor que los animales inferiores o ¿acaso el cerdo es tratado bien por ser quien es? ¿No es por su carne que lo queremos, cuidamos y criamos? Con una pequeña confusión histórica (que poco tendría de confusión, realmente), si nosotros fuésemos llamados como especie cerdos y los cerdos humanos ¿no veríamos a los humanos por encima del hombro y con ojos golosos? ¿No usaríamos el concepto de humano para ofendernos entre nosotros?

He ahí queridos cerdos cómo las palabras forman un laberinto intrincado y plagado de formas arbitrarias incambiables, que nos extravían de forma asombrosa. Pero, tranquilos pezuñientos, existen métodos para romper las reglas laberínticas. Sin embargo, estos métodos sólo se pueden adquirir por medio de la creatividad, de conocer las reglas retóricas y de la irreverencia para con ellas… Eso sí, buena irreverencia.






Ficciones y-realidades.



Por Richard Leön
Imagen S.L.



¿Qué harán los visitantes? Filmar… Volver a meter dentro de su caja negra
a los personajes que no deberían haber salido de ella, pero habrán de aprovechar
la ocasión para unirse a ellos… Y todos ellos podrán verse juntos en la pantalla con
Mickey, Donald y el príncipe azul.

Marc Auge(?).




El mundo moderno nos ha traído ventajas, no se puede negar. Sin embargo, nos ha estado tragando de a poco, gramo por gramo, y nos ha introducido en un novísimo escenario: la realidad virtual. —¿De qué otra forma podrían clasificarse los, tan de moda, realities?— Y ésta es apenas una de las caras del monstruo de mil rostros. Podemos imaginar los otros que han poblado y colonizado nuestra mente (suponiendo que imaginar viene de imagen, entonces…).

Nos encontramos tan inmersos en esta nueva realidad (¿New Reality?) que podríamos llegar a creernos personajes de una gran tragicomedia; tratar de captar la atención de nuestro grandioso público podría parecer nuestra tarea primordial. Además, ese público frente al que actuamos seríamos nosotros mismos, estamos observando constantemente nuestro desempeño actoral en la trama maestra de la historia. Sin embargo, este observarnos a nosotros mismos no implica que alcancemos a percibir nuestra propia individualidad. Al contrario, nos confunde dentro de un círculo actancial del que no formamos parte realmente, en el que no hemos tenido un papel protagónico… A no ser el de simples espectadores… Todo ello hace que nos supongamos como una de las caras de la nueva realidad.

Si no percibimos nuestra propia individualidad ¿no terminaremos atrapados al interior de una “caja negra” o almacenados magnéticamente en una cinta de video o audio?

Confundidos, de esta forma, en la gran masa informe de nuestra realidad inmediata, solamente nos quedaría sumirnos en la inopia total, negar el conocimiento que de nosotros mismos tengamos y arremeter contra este nuevo mundo de forma quijotesca… Sería, sin duda, el mejor papel que podríamos desempeñar al interior de la virtualidad que nos rodea.


Infringir las nuevas leyes y poner a tambalear a los nuevos ídolos será nuestra tarea de ahora en adelante… A ver, vosotros que oís, tomad una lanza y cabalgad un flaco rocín, y arremeted contra los gigantes televisivos que os hostigan para secaros el seso, destrozad sus flancos y sus vientres, atacad sin descanso hasta que no os queden fuerzas…

Quizá nuestra actuación sea tan perfecta y verosímil que, mañana al despertar y observarnos al espejo, nos pidamos un autógrafo y, gustosos, nos lo entreguemos.








Manifiesto UM-r




Presentación.


Este es el último texto aducido a los Reevolucionarios[1], de quienes no se volvió a tener noticia desde la penosa publicación del Manifiesto Revolucionario aparecido en Notas al margen No. 2, serie de tres volúmenes del Proyecto Curricular de Humanidades y Lengua Castellana de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (Bogotá, Colombia). El texto en sí no merecería mención o publicación alguna, de no ser porque representa la renuncia de uno de sus cofundadores, quien desea no verse ligado de ninguna manera a las propuestas expuestas allí, no por comprometedoras sino por falta de compromiso propio y ajeno en lo expuesto en ese primer manifiesto publicado (que en realidad es el segundo escrito por el binomio fundacional), y que hace parte del grupo Udistritopía, un ente completamente diferente. Sentada la anterior aclaración, esperamos no cause mayores desconciertos la publicación del Último Manifiesto Reevolucionario.







Manifiesto UM-r
(O último manifiesto, ésta vez sí, reevolucionario).


Por R. L.
Imagen Sharird Leno


Manifiesto que no estoy muerto, no lo he estado y, eso no se duda, lo estaré algún día… Sin embargo, aún mi pecho pulsa incesante, mi cerebro todavía funciona (angustioso que suceda!), mis ojos siguen observando al horizonte.

Por eso (porque aún estoy vivo), me desconcierto al observarme al espejo y que me tilden de revolucionario –Manifiesto Revolucionario. En: Notas al margen…-. Por lo general, al pensarlo, me suelto una carcajada y me lavo los dientes… Nada más falso y descarado! YO, REEVOLUCIONARIO (valga recalcarlo y en negrillas ponerlo –con doble e, no olvidar), prometí a mis locuras incinerar todos aquellos libros y escritos –entre ellos manifiestos, “capitales” y revoluciones–, con el único fin de derruir todo aquello que me causara repugnancia. Quizá, y es lo más seguro, coincidan algunos con mi furia iconoclasta. No por ello los acojo ni recibo, puesto que la Reevolución se halla muerta desde su nacimiento, ni les permito que utilicen el remoquete de revolucionario para endilgarme fracasos ajenos.

Cuando digo que la Reevolución se encuentra muerta desde el momento mismo de su nacimiento, no miento. Su padre (yo apenas llegué a ser un descuidado padrino) sufre (más bien sufría) la absurda pretensión de que todos los que leyeran a su hija se vinculasen a sus huestes como simples autómatas… Compadre, usted subestimó a sus lectores!

Sorprendióme mucho el observar el nacimiento de mi ahijada en medio de semejante “desierto” formado por las mentes juveniles de nuestros condiscípulos y parecióme, al contrario, muy normal el hecho de que falleciera a las pocas clases de nacida. Debido a ello, y por mera curiosidad frente a lo que esto podría acarrear, le sugerí al compadre la utilización de diversas artes negras con el fin de traerla de nuevo entre los vivos… Tamaño error el nuestro, compadre!!!... Su pronta conjuración sublimó sus ansias de venganza y, muy pronto, se abalanzó sobre el engranaje oxidado de nuestra sociedad. Incluso, en este momento, arremete en contra mía, escudriñando mi vientre en busca de respuestas que no puedo proporcionarle.

No obstante, la experiencia de la muerte parece haber hecho mella en su conducta y en sus ideales… Ya no vive de ilusiones y se entrega gustosa a la pura destrucción! Una destrucción que va más allá de nuestros simples alcances físicos… Una destrucción que no logramos dilucidar completamente, destruyendo las abstracciones por las que luchamos y entregándonos, a cambio, su cadáver descompuesto en un festín digno de ideófagos. Ya no vive de los sueños fétidos de un par de seudoadolescentes (cuyo sueño verdadero, quizá, fue convertirse en dictadores), ni de las migajas filosóficas que estos pudiesen ofrecerle… Las ha asimilado y convertido en propias, como un patrimonio con el cual empezar a generar la semilla de una nueva y, ojalá, diferente generación.

Y hasta aquí llego en mi padrinazgo, desenfadado, tranquilo conmigo mismo, con un poco más de amargura que antes, pero con el conocimiento tormentoso de los pasos dados en la oscuridad que, por entonces, tratamos de dar.





[1] Movimiento insignificante de dos personas que escribieron, según parece, tres manifiestos hacia finales del año 2004, de los cuales apenas uno fue publicado en medio físico. Al parecer, se disolvió debido a que nadie más quiso formar parte del mismo y sus fundadores decidieron partir por rumbos diferentes para jamás volverse a encontrar en los caminos de los movimientos sociales —si se le puede llamar de esta manera—. Se puede decir, como en el mismo manifiesto se confiesa, que murió acto seguido a su nacimiento, por lo que no se le considera una propuesta innovadora.


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